LA ESCLAVITUD MODERNA.
El título de este ensayo, y su desarrollo, no
es más que una reflexión sobre los pertinentes fallos que estamos obrando a día
de hoy en nuestra sociedad, y sobre todo las generaciones más jóvenes, en las
que me incluyo y que en mi opinión son desfavorables. Estos son los de una
generación flexible a los cambios superficiales de la tecnología, moda,
ciencia, sociedad etc. Y dificultosos a los cambios más básicos a nivel
personal; morales, metafísicos e incluso del aprender a vivir.
En primer lugar, y el error más obvio es el
del uso de los posesivos y ávidos de dinero. Entendemos nuestro entorno social
y personal por medio de los susodichos posesivos; El posesivo es reconocer que
algo te pertenece, por ejemplo: éste es mi coche; ésta es mi novio/a; ésta es
mi casa; éste es mi trabajo; éste es mi móvil etc. Muchos de los ejemplos antes
citados estarían bien estructurados por medido de los posesivos, como por
ejemplo los objetos, pero no obstante seguimos utilizando dicho lenguaje con
las palabras animadas; mujer/marido, perro/ mascota, hijo/a, etc. Intentamos de un modo más o menos dictatorial
ser poseedores de lo que en mi opinión no debería de serlo. Y cuando nos han
criado en una sociedad de posesivos, intentar cambiar dicho habito, puede hacer
que nos enojemos y en muchos casos podemos entra en un clima psicológico bastante hostil y desagradable.
Me atrevo
a decir, que un 80% de la sociedad que tiene un comportamiento hostil con los
demás, es porque aún no ha entendido que no se puede poseer a personas, y que no
se deben de tratar igual las posesiones materiales, que a las personas. Además de
que en rango de importancia, un coche es menos importante que cualquier ser
vivo. Si eres capaz de entender lo anterior, los posesivos dejaran de tener el
valor que hasta ahora le hemos dado. Y posiblemente tu comportamiento no volverá
a ser el mismo que en otras situaciones en las que has llegado a dar más
importancia a un objeto que a un ser vivo. Primero porque nadie posee a nadie,
y si lo consigue hay un grandísimo problema, ya que de ahí, parten muchas de
las enfermedades y trastornos emocionales tan en auge a día de hoy. Ni tu novia
es tuya, ni tu hijo es tuyo, ni tu perro es tuyo. Si no que mantienes una relación
reciproca de intercambios varios, de los cuales los dos (ambos) deben de salir igualmente beneficiados. Si no
es así, hay un problema.
En segundo lugar, y no menos importante, es
el uso del “tiempo” como tal y la inversión del mismo. Invertimos nuestro
tiempo en acciones más o menos trascendentes en nuestra vida, y en otras
ocasiones en acciones meramente inertes, de las cuales solo obtenemos
sufrimiento, incomodidad, esclavitud moderna o demás quehaceres. A modo de
ejemplo el tema del trabajo (Labor), aunque podría hablar del ocio, pero éste último
se supone que es voluntario, así que lo dejare al margen. Un ciudadano medio
trabaja y en la mayoría de las veces no está seguro de porque trabaja, si no,
que trabaja por que hay que hacerlo o en su defecto más obvio, para conseguir
dinero. Mi juicio antes esta alusión es la siguiente: Una persona debe saber
porque trabaja o al menos cuáles son las metas más cercanas de porque trabaja
(inversión del tiempo). En mi opinión: se trabaja por varias razones pero las reduciré
a dos: Por placer o por necesidad. Ya que como es de obviar lo ideal sería
trabajar por placer, en esta vertiente no voy a entrar ya que es la más
saludable. Sin embargo, voy a desarrollar la otra propuesta.
Ya que trabajamos por necesidad al menos
debemos de entender para o con qué fin trabajamos. Aquí es donde entra lo de la
esclavitud moderna: ¿A más trabajo más gastos tengo? ¿Con el dinero que cobro
no me da para sobrevivir? ¿Para trabajar por X€ mejor no me levanto? Estas son
las preguntas más frecuentes que nos hacemos a la hora de trabajar. Pero ¿verdaderamente
necesitamos el dinero o al menos todo aquello que compramos y los objetos en lo
que nos lo gastamos?
Mi opinión es que no. Me explico. Cuando uno trabaja, se
crea la ilusión de que ese poder adquisitivo que tiene en ese momento
determinado, va a ser eterno y con ello, no se filtra adecuadamente lo que debería
de ser o no, una necesidad. Una necesidad a mi entender, es aquella acción,
valor, u objeto que necesitamos irremediablemente para nuestra supervivencia. Así
pues, dudo que todo lo que compramos o poseemos sean necesidades. Con lo
anterior, quiero decir que en muchas ocasiones, ni necesitamos trabajar, ni
necesitamos dinero, dicha necesidad es solo la ilusión que antes comentaba, la
que nos provoca el gasto o la necesidad de poseer.
He de aclarar, que el tema principal de este
escrito es la administración del tiempo, y la valoración gasto beneficio. Pero
para contextualizar necesito entrar en terreno. Un ciudadano debe entender que
su tiempo es tan valioso como el de cualquier otro, así que debe de molestarse
en pensar en que gastarlo. Mi filosofía sobre el tiempo es la del -gasto
beneficio-, que consiste en lo siguiente:
-
Necesito X objeto que tiene un valor de XXX. Pues tengo que invertir
mi tiempo en hacer un intercambio de servicios (trabajo) para poder conseguir
aquello que en ese momento deseo. Y para ello cada ciudadano lo soluciona de su
forma más personal. Lo más normativo es trabajar. Si trabajo 3 meses consigo X
dinero para comprarme X cosas. Y así sucesivamente. <Y el gran problema> Llega
en un momento en tu vida que te creas la
ilusión de que necesitas todo el dinero o más que vas ganando y aun así no
consigues cubrir todas aquellas “necesidades” que te has creado (deseos) y así
es como te conviertes en un esclavo moderno de por vida. O por consiguiente la
ambición material sobrepasa la ambición espiritual. Entendiendo espiritual
cualquier inversión de tiempo que no requiere ningún gasto material o monetario. Si en la balanza material /espiritual
se le da más peso a la material, sin justificación básica de supervivencia,
existe un problema.
¿Cómo mediar con los deseos/caprichos/
necesidades? A modo de ejemplo: quiero conseguir una moto que cuesta 2000
euros. Pues tienes que trabajar x tiempo para poder conseguirla. Y antes de
proseguir con el intercambio preguntarse a sí mismo; ¿Qué beneficio me da este recurso? Cada uno su
idiosincrasia. ¿Cubre la necesidad que quiero? Más de lo mismo. ¿Merece la pena
invertir mi tiempo en ello? Cada cual valorara su tiempo de un modo y así
actuara (ésta última es fundamental). Pues con ello cualquier servicio, objeto
o acción, hay que preguntarse primero si merece la pena invertir el tiempo de
cada uno, y si ese tiempo invertido satisface la necesidad que quiero cubrir.
Yo personalmente, prefiero estar viajando,
paseando, haciendo ejercicio, leyendo o demás quehaceres, antes que trabajando.
Si tú eres de los míos, aplícate el cuento. El 60% de las cosas que me gusta
son gratis, y el otro 40% no, por ello las hago cuando tengo dinero, mientras
tanto hago otras que también me gustan. A eso lo llamo tener alternativas hacia
la vida. Si uno es capaz de plantearse cientos de alternativas le va a ser
mucho fácil y más placentera la vida. Si por el contrario no cuentas con
alternativas o siempre haces las mismas, gastaras más dinero y tiempo en
actividades inertes, así que debes de plantearte un método en el cual seas tú
el que decida su propia vida, y además hagas lo que te guste. Que en mi opinión, es lo más importante. Si por lo contrario inviertes más tiempo en obtener
dinero, pues tendrás menos tiempo en invertirlo en tareas que te satisfagan y
te gusten.
Cabe destacar, que este estilo de filosofía está
pensado para gente que es capar de ser flexible y que tiene una resistencia al
cambio mínima. Hay gente, que tiene hipotecas, crédito o demás facturas que
opinaran que necesitan miles de euros cada mes para poder vivir. Yo les sugiero
que en su momento si hubiese pensado en el <coste beneficio> quizás no
hubiesen dado ese paso. Y si lo han hecho solo les deseo suerte en sus vidas,
ya que no son las población diana de la que hablo. Si no la gente que aún tiene
la suerte de no tener esas obligaciones monetarias, o responsabilidades. Éstas
son la población a la que va dedicada el ensayo, así pues, que piensen un poco
a la hora de ser unos “esclavos modernos” ya que puede evitarse.
Ahora bien, ¿es que me gusta tener lo último
en… moda, tecnología, electrónica, servicios, gimnasios, contratos de móviles,
seguros, suscripciones etc.? Pues debo adelantarle que aunque no lo sepan, son “esclavos
modernos”. Pero ¿es que este estilo de vida me satisface mucho y me hace feliz?,
pues adelante, cada uno tiene su perspectiva. Con ello ¿abogo por una vida
austera? No necesariamente. Ya que si eres capaz de invertir tu tiempo para
conseguir X y conseguirla, hará que la ambición de crearte nuevas ilusiones o
deseos inertes, sea menos probable.
La idea base es la siguiente, ¿en qué
consiste la vida? En sucesiones de tiempo constantes. Esas sucesiones de tiempo
puedo invertirlas en mi bienestar, en el de los demás o en nada. En el caso que
toque invertirlo en nada, mejor será invertirlo en producir bienes y servicios.
En este caso trabajar. Ya que trabajo, al menos voy a intentar aprender ese
oficio para que la tarea me sea más amena. Una vez así, y con las necesidades más
básicas satisfechas, vuelves a invertir tu tiempo en tu bienestar y en el de
los demás. Y así las veces que se creas convenientes dependiendo de nuestras
necesidades, deseos o estilos de vida. Si eres más materialista pues invertirás
más tiempo en trabajar para conseguir dinero, si eres normal de materialista
pues invertirás menos tiempo o lo que se conoce como tiempo parcial, y si no
eres nada materialista pues prescindirás casi al extremo de tener que trabajar,
o al menos solo en intervalos esporádicos. ¿Hay que trabajar siempre? Pues si
quieres cubrir necesidades es bastante importante trabajar, pero sigue siendo
un intercambio de bienes y servicios. No obstante, existe la alternativa de la
subsistencia (auto cultivo), pero a fines es la misma que la de la rutina de
trabajar a diario, lo beneficiario es que eres tu propio jefe. ¿Es necesarios
trabajar de por vida? la sociedad nos dice que sí, pero cada individuo puede
construir nuevas alternativas y desviar el orden de la sociedad a lo que uno
necesite, con el fin de emplear ese tiempo al que llamamos “vida” en lo que verdaderamente
importa. Que son: el Yo y sus circunstancias, Y si nos las cambio a ellas, no cambiare
yo. Modificación de la famosa frase de D. Ortega y Gasset.
Dastin, a 15/10/1013.