lunes, 23 de diciembre de 2013

Poema a la huerta Murciana.

MI HUERTA

    Nube dura, blanca y gruesa
diluvias sobre la tierra
y a soplos das a la huerta
lágrimas de vida eterna.
   Perdona ya los pecados,
que antaño fueron a cuestas
(y ahondan allá en tus piernas ,
estériles de plomo y piedra)
Y deja que verde nazcan
los frutos dulces de ella.

No pudras por mal ajeno,
el hambre de la docena
que bien por culpa de pocos
paguen en las galeras.
    Dame por siempre: amor, paz,
y no guerra
si quieres que a ti te quieran
eterna y quería huerta.
Eres la medula de todos,
de todos los que la tengan.
Ya existen hojas de cera
Iguales que las de hacienda
Que aunque no valgan la pena
 también derrochan cariño y flema.
    Pero a reojo de ésta,
yace la verdadera,
que no merece soñar
Y menos con las de fuera.
   Pues la medula se siente
Y conoce la verde huerta
no la compares con otra
Ya que es pura, solemne y nuestra.






Donde haya luz, siempre entrara el sol.

    LLUVIA PASAJERA

    Nubladas noches de rayos
a esperas de la tormenta
caen las primeras gotas,
gotas de cal y arena.
    Lluvia que cae en la colina,
charcos que llegan a tierra
podridos de rabia quimera
que oscura y sucia destella;
llantos de plata negra.
    Colmados charcos reflejan,
la luz de la luna negra
anochece junto con ésta,
la última gota fresca
Brincando y Salpicando
a todas, y todas a su manera.

   Basta  y a solas, relincha
agonía en Muros de tristeza
y yacen dentro del soto
nuevos charcos ;
de fango, hielo y de piedra.
    ¿No es vivir el reflejo
de la luna en tu ribera?
colmada entre sol y sombra
gozosa entre mar y selva.
    Pues charco desvanecido
trae consigo luz y niebla;
Reza y reza nube eterna
que en  diluvio se ha convertido
cayendo sobre olas,
y dejando la bruma espesa.
   Alentaos! recientes charcos
Que salpican gotas nuevas
de ti depende arrastrarlas,
de ti depende que mezan,
de ti depende que nazcan,
y que vuelvan gotas buenas.
















miércoles, 11 de diciembre de 2013

SI SE NACE ESPAÑOL, SE MUERE ESPAÑOL. O NO. ¿EXISTEN ALTERNATIVAS?


En primer lugar voy a dar mi opinión sobre la actitud española que no es poca y sobre la inseguridad española que no es menor. Mi motivación de este ensayo no es otra que ejemplificar todo aquello que ocurre en nuestras narices y no somos capaces de entender o comprender. Así que voy a dar mano dura a todo lo que creo haber comprendido hasta ahora.

Como buenos conocedores, sabréis que si algo caracteriza a la cultura española, esto es el sentimiento de envidia. Pero ésta no es lo único negativo que nos caracteriza, si no el abanico de emociones que subyacen de éste pecado capital. A raíz de éste, se puede comenzar a ahondar en la medula espinal española, y con ello todos los problemas que emanan de ésta y como se desarrollan y arraigan en nuestra conducta durante toda nuestra vida. Es decir, si se nace español, se muere español. A no ser que emigres a tiempo.

Para entender que es la envidia y porque nos caracteriza en primera instancia. Primero has de sentirla y ser esclavo de esta (como todos los españoles hemos sido). Yo he sido y sigo siendo un mecenas de la misma, pero poco a poco voy desaprendiendo a comportarme a juicio de esta y con ello, intentar ser una persona más independiente de la misma. No obstante, después de desaprender la conducta de la envidia, hay otro sentimiento que la sigue. Este sentimiento es el egoísmo u EGO, que también lo nombrare y hablare de éste más adelante. Cuando se logra actuar sin el sentimiento de envidia el individuo tiene la sensación de bienestar y de conciencia colectiva, pero más adelante se enfrentara a una dura prueba que es el conocerse a sí mismo, para poder posteriormente conocer y/o comprender a los demás.

Hasta aquí bien, pero se preguntaran ¿Por qué somos envidiosos? O mejor aún ¿Por qué sentimos envidia? Esta sensación, como es de obviar, entra dentro de la cultura española. Véase el mito de Caín. A cultura española me refiero a las costumbres que hemos sido educados, además de receptores de un aprendizaje que ha forjado nuestro desarrollo conductual y emocional. Éste suele ser, durante la primera etapa de nuestra vida. Y si cabe,  la más importante, ya que de ésta evolucionara lo que somos y lo que seremos. Un buen ejemplo de este tipo de aprendizaje, es la diferenciación cultural de España. Como la mayoría de españoles saben, dependiendo de la zona geográfica que has nacido, se educara con una idiosincrasia distinta, pero al fin y al cabo con la misma esencia, la envidia de los otros. E incluso el odio de un mismo país, con gente de su propia tierra. E incluso el odio de una misma región con gente de su misma ciudad. Y ya puestos a decir, incluso con los vecinos y amigos. Y más aún en la misma familia. Y más aún en la misma pareja. Si no somos capaces de solucionar este odio/envidia como esperamos evolucionar como seres humanos civilizados. Se da lo que uno recibe.

A modo de ejemplo: un niño que ha sido educado con los valores más estrictos y disciplinados. Posteriormente en su adultez, es muy probable que dichos valores los traspase a sus hijos, familia o colectivo social. Puesto que esto ya es un hecho, imaginemos ahora que un individuo se cría con unos valores de intolerancia, desvaloración, desprecio, inseguridad, miedo, posesión, fracaso, recelo etc. No es de extrañar la herencia que dejara a su entorno más cercano. Pues así hemos sido criados la mayoría de los españoles. Y digo la mayoría por no decir en su totalidad. Ya que existen familias donde se educa de forma distinta, con otros valores o estilos educativos que en mi opinión son más correctos. Así pues, los valores antes citados son los que más se aprecian en cualquier familia española media, teniendo en cuenta la región o zona geográfica y en su defecto familia en concreto (no quiero ser tan catastrofista). 

Para ser más preciso voy a describir típicas frases que en toda familia española se sugieren:

En la vida infantil.
-          Mama, me voy a la calle a jugar con los amigos. Respuesta del tutor: Dónde vas, con el frio que hace, a ver si te vas a resfriar, o lleva cuidado con los desconocidos que te pueden secuestrar y sacar los órganos. Inseguridad y miedo.
-          Papa, me voy con pepito a su casa a jugar a la consola. R; no te juntes con ese que su padre es un borracho y su madre una gandula. Desvaloración y desprecio.
-          Mama me quedo a casa de juan a comer mañana por la mañana. R: que has comido? Que te han dado? Carne empanada y patatas mama, R: ya sabía yo que la madre de juan no gastaría carne fresca en darle a mi niño, no vuelvas a ir a su casa, que esa mujer es una rácana. Desprecio, recelo y desvaloración.

En las relaciones de pareja.
-          Cariño, me voy de cena de empresa con los compañeros de curro. R: quien va? no ira el José ese que le gustan tanto las mujeres? Si va ese no vayas, que seguro que te lleva por malos caminos. Además, y yo que hago, me vas a dejar sola aquí! Inseguridad y chantaje emocional, sentimiento de posesión.

Con los vecinos y amigos.
-          Abuela porque la casa del vecino es más grande que la nuestra. R: porque sabe chupar pollas mejor que otros, y por eso tiene más dinero. Envidia y desprestigio.
-          A que se dedica el vecino del 3ºD mama, creo que es doctor. R: si doctor, una mierda de doctor, que me ha dicho la vecina del 1º que no sabe ni recetar un jarabe para la tos. Desvaloración y desprecio.

En la vida adolescente y postadolescente.
-          Mama de mayor quiero ser carpintero. R: carpintero, que quieres ser un fracasado toda tu vida. Pues entonces iré a la universidad y estudiare historia. R: pero hijo que vas a estudiar historia si eso no vale para nada. Bueno pues estudiare ingeniería. R: tu no vales para ser ingeniero hijo, veremos a ver qué futuro te espera con tanta crisis. Fracaso, inseguridad, recelo.
-          Oye quedamos con Eva? Uf Eva, es más creída y estúpida, y encima se pone relleno, además me han dicho que su familia es pobre y ella dice que es rica. Recelo y desprecio.

En el trabajo:
-          Un trabajador medio en su puesto de trabajo: creo que me quieren despedir. Que hijo de puta pepito que lo han ascendido, ya podrían haberme ascendido a mí. Juanita no sabe hacer nada es una inútil, no sabe trabajar. Yo soy mucho mejor (y la opinión de juanita es exactamente igual hacia pepita). desprecio.

En la universidad.
-           Que cabrona María que ha sacado un sobresaliente, seguro que fue porque se camelo al profesor. Y a mí el cabrón ese me ha puesto un 5, pero bueno no estudie nada, si hubiese estudiado más, hubiese sacado matricula y más nota que ella. Yo soy mejor estudiante que ella, pero no saco más nota porque no quiero, que si me pongo se iban a enterar. Recelo, arrogancia vana, pereza, hipocresía, demagogia.

Los ejemplos antes expuestos, nos serán familiares, ya sea a modo personal o a modo de oídas. Al margen de ser estereotipados, cumplen bien con la función que me gustaría explicar.

Estos ejemplos son la base de nuestro proceso educativo, son nuestras raíces emocionales, son nuestra medula. Y parte de ellas, son la causa de nuestra frustración. Cuando nos criamos en un ambiente en el cual priman los ejemplos antes citados, no es de obviar, que heredemos un comportamiento catastrofista, inadaptado, aversivo, estereotipado, prejuicioso y entre otros de envidia. Nos han hecho creer que somos parte de esos ejemplos, y que tenemos que pensar así, ya que es lo normal. Pero puedo asegurar de ante mano, que eso solo pasa en países como España, entre otros. Tampoco quiero decir, que en otros países no pase, ya que estaría mintiendo, pero sí que puedo asegurar que en menor medida. Sino simplemente hablar con los chic@s de Erasmus que vienen a España, y os dará una idea de cómo funciona la educación fuera de España.

¿Por qué la envidia y el recelo, en vez del esfuerzo y la satisfacción?
Esta pregunta es la que llevo planteándome durante algunos años atrás, y aunque aún no se la causa objetiva, creo que he comprendido la causa subjetiva y es la que voy a explicar. A fin de cuentas es; pereza, irresponsabilidad, infelicidad y contaminar.

En muchas ocasiones de nuestra vida, somos conscientes de nuestras limitaciones momentáneas o concretas, y ese sentimiento nos hace sentir mal. Así pues, cada vez que nos sentimos mal con nosotros mismos, y con dichas limitaciones, podemos actuar de dos maneras. Una de ellas es intentar solucionarlas y poner alternativas para mejorarlas, y superarlas. Con la idea de volver a sentirnos bien con nosotros mismo. La otra es las que solemos utilizar los españoles. Es decir, me siento limitado, en vez de solucionar mi frustración voy a justificarla con alguien que este peor, mejor o igual que yo.  Me da igual quien sea, amigo, familia, conocido, desconocido, me da igual. Voy a echarle la culpa de mis males y de mis frustraciones a alguien (llámese presidente del gobierno, partido político, jefe, amigo, vecino, tío, padre, profesor, corriente ideológica, científico, etc.) a todo el mundo externo a mí, salvo a mí mismo. Este es el cáncer del español, ceder las responsabilidades de uno mismo a alguien externo a él. Con el fin de desprenderse de dicha limitación o frustración aunque sea ilusoriamente o emocionalmente, dejando de lado la parte más importante, que es superarla y solucionar el problema. La idea del español medio es sentir la menor culpa posible en el menor tiempo posible. Aunque el problema siga ahí, lo importante es no sentir culpa. Como si la culpa fuera una enfermedad degenerativa incurable. A lo que se contrapone de lo que hace la gente más civilizada. Que es, mejorar en cuanto al camino que hemos conseguido avanzar. O lo que es lo mismo, aprender de nuestros errores y con ello evolucionar a ser mejores personas, trabajadores, padres, madres, alumnos etc.


Otra ilusión que solemos tener los españoles es la siguiente. Una vez que te evades de la responsabilidad (llámese ira, frustración, cabrero, problema, culpa), se espera a que se pase por sí sola, o que la solucione otro, pero no uno mismo. Esto es la actitud del español medio. Tengo un problema, le echo la culpa a mi vecino, una vez que ya dejo de tener el sentimiento de culpa, espero a que se solucione por sí mismo. No pongo ningún método para que se solucione, y peor aún, no acepto mi equivoco y reconozco que puedo cometer errores. Esto último, es la arrogancia vana típica del español medio. Creer que se es mejor que cualquier persona, sin necesidad de demostrarlo objetivamente. Y si encima nos demuestran que son mejores que nosotros, no reconocerlo nunca jamás, y además desvalorar al individuo o hacer parecer que no es para tanto su labor. Con el fin de bajar la autoestima/autoconcepto del que es mejor que nosotros  para que se sienta mal consigo mismo, y así volverlo a limitar/frustrar para un futuro no muy lejano. Con el fin de que no mejore o evolucione, y así, estar nosotros tranquilos. Todo lo anterior puede resumirse como; ni cómo, ni dejo comer. Refrán muy popular en España, y poco corriente en Europa.




Porque el español medio suele ser un amargado.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta otra característica. El español medio no disfruta de su vida, si no, de lo que los demás opinen de ésta. Cuando un español medio se va de viaje por vacaciones, no está pensando en disfrutar como es de esperar, si no de terminar ese viaje y alardear de éste con su círculo social más cercano. Ya sea a modo de fotos, experiencias o demás cinismo típico. Este fenómeno tiene una explicación que al menos yo la veo clara. Cuando un individuo no es consciente de sí mismo (presente, ahora), sino de un pasado (recuerdos, experiencias vividas) o un futuro (que voy hacer dentro de X minutos, horas o días, e incluso meses o años) no es posible disfrutar de nuestra vida. Solo con la excepción de haberlo planeado previamente. Con esto quiero decir, que si uno mismo no es consciente de lo que ocurre en este mismo instante, no es posible que disfrute de su vida como tal. Ya sea una experiencia agradable o desagradable, hay que ser consciente de esta para poder disfrutar de lo que se llama vida. Y si no estáis de acuerdo, preguntarle a alguien de 3º edad, o a nuestros padres, ¿que cambiarían en sus vidas? La idea es clara, o disfruto de lo que hago día a día, o desperdicio mis días, esperando a hacer cosas que me agraden más que mí día a día. Esto último, es lo que solemos hacer, esperar a hacer cosas que sean más agradables que las que hacemos todos los días. Lo que dejamos de lado es que la vida en una sucesión de experiencias, y cuando las experiencias negativas se superpones a las positivas, la balanza de la felicidad se decanta por la angustia, el sufrimiento y la amargura. Emociones que como buenos humanos somos capaces de adaptar a nuestro estado anímico. Es decir, el humano es capaz de pasar tanto sufrimiento, que se puede llegar a creer que la vida es sufrimiento y angustia. Y cuando pasa algo agradable cree que es porque ese día le ha tocado, pero que los demás seguirán igual que los anteriores. No cree en que todo puede mejorar. Prefiere vivir de lo que ya fue, en vez de lo que estoy haciendo. Que al fin y al cabo es la realidad.

¿Se podría decir que el español medio tiene miedo de ser feliz?

                Eso es lo que nos han enseñado y por ello en algunos casos sí. ¿Por qué?  ya sea por historia, cultura, educación, pereza, nos han hecho creer que la vida es dura, amarga, desagradable, y que si alguna vez es beneficiosa o buena para nosotros, es una falacia, y que no nos habituemos. Porque vendrá alguien o algo a jodernos ese momento. Ya sea con comentarios, opiniones, desvaloración, recelo, angustia, experiencias catastrofistas, etc. La idea es joder, para  estar seguros de que nadie es feliz, ya que nosotros tampoco lo somos. Quede claro una cosa, la vida no es dura, ni amarga, sino es como tú quieres que sea. Hay una moraleja muy  bonita que voy a escribir para ejemplificar lo antes citado. ¿A quién envidia un mendigo? Pues a una persona que tenga más riqueza. ¿Seguro? Pues no. A un mendigo que tenga una vivencia más agradable. Esto es la esencia de lo anterior, no envidiamos a quien es muy feliz o tiene más cosas (por ejemplo a un monje budista), si no a nuestro vecino que tiene una vida más agradable. Y lo más penoso es que adoramos a quien tiene una vida de lujo, como por ejemplo un cantante famoso, un futbolista etc. Que ni siquiera saben quiénes somos, pero son ricos por nosotros. Esta es la realidad hipócrita del neoespañolito, adoro a los que están en la cima, y jodo a los que están en mí alrededor. O incluso ayudo al desconocido, puesto que no sabe nada de mí, y jodo a mi vecino o amigo. Cuando deberíamos de ayudar a los que estamos igual, o son más cercanos,  para poder conseguir llegar a ser alguien como los que adoramos. Esa es la idea del europeo, ayudo a mis vecino para que este tenga una vida más agradable, y no lo jodo para que este peor que yo. Este es el dilema que la gente extranjera no entiende de España. Y lamentablemente es nuestro símbolo.

Segundo estadio del español. Comienzo a  ver el sol en este cielo de nubes negras. 

En este epígrafe explicare las posibles alternativas que observo, y aunque no son la panacea, ayudan.

A todo lo anterior es a lo que llamo la envidia de España. Si recordáis bien el principio del ensayo, hablaba de que cuando se trasciende por encima del sentimiento de envidia, se llega a uno que tampoco es muy agradable. Este es el egoísmo. El egoísmo, es aquella sensación que tenemos cuando todo lo bueno lo queremos para nosotros y lo malo lo evitamos (y no lo desviamos hacia otros, si no sería envidia) cueste lo que cueste. Es decir, intentamos atraer a nuestra vida todo lo que es confortable y agradable, e intentamos evitar de algún modo todo lo que nos angustia o nos hace sufrir. Esta etapa es a la que llegan muchas personas españolas. Ya sea  gracias a la cultura, a una buena educación, a un autodidactismo, a salirse del rebaño, a desarraigarse de los valores tradicionales e inventar sus propios valores, a romper con las normas preestablecidas, a vivir su propia vida, a ser independiente etc. He de anticipar que puesto que no es la panacea, habitualmente las personas que están es este estadio, son personas con gran cultura, gente humilde con conocimientos amplios del mundo, con iniciativa, en general gente que ha entendido que la vida no necesariamente es desagradable. Sino que existen alternativas, las cuales  buscan y  logran.

El estadio del egoísmo, en contraposición a lo que he dicho, es bueno, pero no es la panacea. Ya que nos da la oportunidad de pensar en nosotros mismo de un modo interoceptivo. Cosa que el estadio de envidia no nos dejaba, ya que perdíamos mucho tiempo en joder a los demás. O en su defecto en aparentar algo que no nos creíamos ni nosotros mismo. Ya en el estadio de egoísmo, al menos tenemos tiempo de pensar en sí mismo como individuos del cosmos y como parte de una sociedad. Aquí empezamos a desplazarnos tanto intelectualmente, como socialmente de los demás. Hemos escalado en la montaña de la realización personal, y empezamos a tener la oportunidad de mirar hacia atrás. Cosa que antes en el estadio de la envidia, no podíamos hacer, puesto que todo nuestro círculo estaba en la misma manzana. Cuando el individuo esta en esta postura, comienza a reflexionar todo aquello que antes le preocupaba y a poner soluciones a todo aquello que antes le creaba angustia y sufrimiento. Además, entiende que las personas son de un carácter distinto a lo que ahora nosotros sentimos. Y por ello, muchas de ellas ya no consiguen entendernos. Por otra parte, también comprendemos que todo aquel que no logra entendernos o que ahora nos desvalora, es por el mal que está pasando (estadio anterior) que si él quiere, llegara un momento, que comenzara a entenderlo todo (como nos ha pasado a los que estamos en este estadio). O por lo contrario, se quedara estancado en el mal de la envidia (como gran parte de los españoles). En mi opinión una buena educación hace que un niño parta de este estadio, y se desarrolle con mayor rapidez a una persona civilizada. Como por ejemplo los europeos civilizados, claro ésta. Y muchos españoles que han tenido la suerte de comenzar sus vidas por este estadio. En el cual no me incluyo, más bien, en el de avanzar desde la envidia hasta éste.

El estadio del egoísmo, es pasajero y a su vez selectivo. Comienzas a valorar el tiempo, las amistades, los trabajos, las experiencias y comienzas a ser consciente de sí mismo. Desprecias lo que no te beneficia y vas acercándote a todo lo que se puede sacar provecho. Este estadio también se podría definir como absorción de la esencia de la vida. Estas cogiendo de todo el prado, solo lo que es bueno para uno mismo. Y además estas aprendiendo a desechar lo negativo, las malas hierbas o lo que nos crea frustración. Con el fin de mejorar nuestra existencia. Empiezas a saborear lo que se conoce como libertad. Comienzas a tener iniciativa, comienzas a darte cuenta de que tiene capacidad de elección. También, entiendes que no eres perfecto, que nos equivocamos, que tenemos errores, pero la característica básica es que intentamos corregirlos y mejorarlos. Se podría decir que entendemos que hay muchos senderos y cada uno debe de ir eligiendo a cuál de estos quiere acercarse.

Cuando comentaba que el estadio de egoísmo es pasajero, es a lo que platón describe en el mito de la caverna, cuando el prisionero sale de ésta y ve el sol. Ya que le queda un largo camino para volver al estadio de la envidia ( pero ahora reforzado de nuevos valores)  para ayudar a todos aquellos que quieran avanzar a un estadio superior y más satisfactorio.

Como no es para menos, los estadios superiores no significan que nunca puedas dar un paso regresivo a un estadio anterior. Ya que si vuelves a rodearte o dejarte influir por gente negativa u amargada, en muchas ocasiones es posible que vuelvas a un estadio de angustia, insatisfacción, incomprensión etc. Ya que si no eres consciente y no eres capaz de gestionar las irregularidades de la vida y te dejas llevar por la inercia de la opinión de los demás, es muy probable que todo lo que has avanzado, no valga absolutamente para nada. Solo para recordarlo y volver a alardear de algo que ahora no posees. Comportamiento típico de un español medio.


Dastin.