MI HUERTA
Nube dura, blanca y gruesa
diluvias
sobre la tierra
y a
soplos das a la huerta
lágrimas
de vida eterna.
Perdona ya los pecados,
que antaño
fueron a cuestas
(y ahondan
allá en tus piernas ,
estériles
de plomo y piedra)
Y deja
que verde nazcan
los frutos
dulces de ella.
No
pudras por mal ajeno,
el
hambre de la docena
que bien
por culpa de pocos
paguen
en las galeras.
Dame por siempre: amor, paz,
y no
guerra
si
quieres que a ti te quieran
eterna
y quería huerta.
Eres la medula de todos,
de todos
los que la tengan.
Ya existen
hojas de cera
Iguales
que las de hacienda
Que aunque
no valgan la pena
también derrochan cariño y flema.
Pero a reojo de ésta,
yace
la verdadera,
que no
merece soñar
Y menos
con las de fuera.
Pues la medula se siente
Y conoce
la verde huerta
no
la compares con otra
Ya que
es pura, solemne y nuestra.
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